El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) rechaza frontalmente el Plan de Incentivos al Vehículo Eficiente (PIVE), que es una ayuda económica indirecta del gobierno a las empresas automovilísticas, camuflada como apoyo a la compra de coches más eficientes en sus emisiones. El gobierno entrega así mil euros del dinero de todos los demás contribuyentes (más otros mil comprometidos por las marcas) a aquellos compradores que aporten un vehículo de más de doce años. Esto empujará a cambiar de coche a decenas de miles de propietarios que no pensaban hacerlo, según las propias estimaciones oficiales, lo que nos costará a los contribuyentes unos setenta y cinco milllones de nuestros impuestos. Este plan se enmarca en las relaciones turbias de la gran empresa con el poder ejecutivo, y constituye una muestra más del mercantilismo que practica el Partido Popular: un falso capitalismo antiliberal que constriñe la libertad económica y distorsiona los mercados. Es un plan idéntico a los demás planes de achatarramiento desarrollados por todos los gobiernos anteriores, y sólo beneficia al sector y a Hacienda, que se beneficia por la recaudación extraordinaria de IVA y otros impuestos que generan las matriculaciones adicionales.
Los liberales consideramos injustificada esta medida, máxime cuando el gobierno ha subido los impuestos a la población hasta asfixiar su consumo de cualquier otro producto. Los ciudadanos no necesitan que se les ayude a adquirir bienes sino que se reduzca drásticamente los impuestos confiscatorios que les impiden adquirirlos, incluido el impuesto de matriculación de vehículos (que debería desaparecer), el del combustible o la brutal subida del IVA que acaba de entrar en vigor. El agravio comparativo del PIVE respecto a cualquier otro sector industrial, o respecto a cualquier otra decisión de compra por parte de los consumidores, es enorme e irritante. Pero además, este tipo de ayudas siempre generan pérdida neta de riqueza. Lo que se hace es extraer recursos de la economía mediante impuestos, impidiendo que los agentes económicos los asignen a otros sectores donde producirían mayor riqueza y empleo. El P-LIB condena nuevamente la ingeniería socioeconómica del gobierno de Mariano Rajoy, que mediante todo tipo de impuestos abusivos y ayudas arbitrarias intenta moldear a su capricho el consumo y, en general, la acción económica de las personas.