El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera de la máxima gravedad las revelaciones del caso Bárcenas. Con independencia de las investigaciones judiciales, la ciudadanía descuenta ya como certeza el pago sistemático y opaco de grandes cantidades de dinero a los integrantes de la cúpula del PP, durante muchos años y con fondos procedentes, o del erario público, o de empresas que compraban favores. El extremo descrédito que esta convicción proyecta sobre nuestro gobierno, sobre el partido que lo sostiene y sobre el Presidente Rajoy, señalado directa y personalmente como uno de los beneficiarios de la trama, sólo puede tener una consecuencia constitucional. Se trata de la dimisión del Presidente del Gobierno tras decretar la disolución de las cámaras y la consiguiente convocatoria de elecciones a Cortes Generales. De no producirse, estaríamos ante una crisis constitucional sin precedentes, gobernados por un presidente bajo sospecha personal directa y por un partido que hoy aparece nítidamente ante la opinión pública como una organización presuntamente delictiva.
El P-LIB considera este episodio como una fase más en el ya incontestable derrumbe del establishment político emanado de la Transición. Estamos ante el ocaso del partido único bicéfalo que, alternando las marcas electorales PP y PSOE, lleva treinta años aferrándose al poder y dando lugar a una corrupción sistémica, ordenada y deliberada. Obviamente, esa corrupción sistémica no habría sido posible en un contexto de cultura civil y política diferente, pero ello no atenúa, en todo caso agrava, el mantenimiento intencionado durante tres décadas de un sistema político que ya sólo cabe describir como mafioso. Ha quedado patente por enésima vez la doble moral de un Estado que por un lado persigue el fraude fiscal y por otro lo favorece para su élite política.
El Presidente del P-LIB, Juan Pina, ha declarado hoy que «nadie en su sano juicio puede otorgar el menor crédito a las torpes explicaciones de Cospedal«. «Ha llegado el momento de exigir que caiga la cúpula entera de la banda PP, que su capo abandone La Moncloa y que los ciudadanos tengan la oportunidad de repudiar en las urnas lo sucedido», ha añadido, señalando que «el gobierno en pleno debe dimitir, y unas elecciones anticipadas deberían ser la oportunidad de los ciudadanos que ansían acabar con el bipartidismo mafioso de socialistas y populares, que han demostrado ser iguales en su acción de gobierno intervencionista y empobrecedora, e iguales también en su corrupción total». «Los ciudadanos tienen que rebelarse contra tanta inmundicia y enviar a sus casas al grueso de la casta parlamentaria, sustituyendo a los viejos partidos por alternativas nuevas», ha propuesto, asegurando sin embargo que «lo realmente importante es adoptar medidas definitivas contra la corrupción política, y esas medidas van inevitablemente en la línea de retirar poder discrecional al Estado y a los políticos, devolviéndolo atomizado a todos y cada uno de los ciudadanos». «Sólo con mucho menos Estado podremos poner coto a la corrupción«, ha concluido.