El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) advierte a los profesionales informáticos sobre los efectos nocivos de una intervención aún mayor en su sector si, como es previsible, el Consejo de Ministros aprueba el anteproyecto de la Ley de Servicios Profesionales (LSP). Las presiones de los colegios profesionales de ingenieros informáticos, favorables a una mayor intervención estatal mediante la regulación del sector, lejos de impulsarlo van a conseguir justo lo contrario: ralentizar su desarrollo y su capacidad creativa y competitiva frente a los informáticos de mercados menos intervenidos en la economía global. El P-LIB advierte al Consejo de Colegios de Ingenieros en Informática y a su secretario, Juan Pablo Peñarrubia —muy significado en la exigencia de medidas intervencionistas—, que burocratizar un sector hasta ahora muy abierto y libre, mediante regulaciones como las propuestas en el anteproyecto, acabará generando barreras de entrada insalvables para los jóvenes ingenieros informáticos y por supuesto encarecerá los productos y servicios que acabarán pagando los ciudadanos y las empresas.
La Secretaria de Acción Ciudadana del P-LIB, Roxana Nicula, ha recordado que «los liberales abogamos por la supresión de los privilegios y del carácter oficial de los colegios profesionales«. En relación con el anteproyecto de ley, ha declarado que “la petición de regular e intervenir un sector económico siempre genera más desequilibrios que el orden espontáneo surgido de la acción libre de sus integrantes». «En realidad, lo que pretenden los colegios de informáticos es asegurarse a sí mismos y a las camarillas que los gobiernan una posición de privilegio costeada por el resto de la sociedad y particularmente por todos aquellos informáticos que hoy operan libremente en el mercado».
Los liberales hacemos un llamamiento a los profesionales informáticos a no caer en la trampa de la regulación que exigen los colegios profesionales, y de la que sólo estos estamentos burocráticos saldrán beneficiados. En todos los sectores de actividad donde existen, estas entidades sólo sirven para provecho de quienes las gestionan en detrimento de los profesionales de a pie y de los consumidores. Más burocracia y menos libertad generarán una fuga de cerebros al huir los informáticos a mercados más libres. Esto ya está ocurriendo con otros sectores de actividad altamente regulados por el Estado. “Gracias a la ausencia de la regulación y del control estatal que tanto obsesionan al Sr. Peñarrubia, sectores como el informático han experimentado un auge sin precedentes», ha recordado Roxana Nicula. «Además, aplicar estas medidas y promover nuevos costes en plena crisis es contraproducente si queremos competir con los profesionales de otros mercados mucho más libres y dinámicos que el nuestro.