El Partido de la Libertad Individual (P-LIB), que ha rechazado siempre la política económica intervencionista y liberticida del gobierno Rajoy, rechaza también, con la misma contundencia, las últimas medidas propuestas por los partidos colectivistas de la Oposición parlamentaria. Estas propuestas insisten en continuar con las políticas de estímulo y aumentar los impuestos. La última ocurrencia del Partido Socialista es nada menos que endeudar al Estado en treinta mil millones de euros más para seguir con las «políticas de salvamento». Tras la recapitalización de los bancos, vendría ahora el rescate a las empresas. Nada nuevo, ya que muchas de ellas ya están siendo mantenidas en la actualidad vía subvenciones. Y vendría también el rescate a las familias. Aunque este plan venga firmado por el PSOE, no es muy diferente de lo ya aplicado por el PP: en resumen, más deuda pública para rescates (y de paso para el bolsillo de los políticos) a costa del resto de empresas, familias y particulares. Especialmente dramático es el caso de las familias más pobres de nuestro país, que sin tener una vivienda en propiedad han de pagar con sus impuestos los rescates de los bancos controlados por políticos, de las empresas ruinosas y de las familias que sí tienen vivienda en propiedad y ahora no pueden pagarla. Se penaliza así a esas personas haciéndoles pagar los errores de otros, y a eso se le pretende llamar solidaridad. Y por supuesto, en la línea del PP, los socialistas proponen subir más los impuestos.
Otra de las propuestas socialistas, la de paralizar los despidos, es continuista con las políticas ya aplicadas durante el gobierno de Zapatero. El Plan E no fue sino un intento de mantener artificialmente los puestos de trabajo de la construcción. Por duro que resulte oírlo, es un grave error mantener los puestos de trabajo que destruyen riqueza. El problema del paro en España no se debe a haber destruido más de un millón de puestos de trabajo en la construcción, porque la alternativa era seguir construyendo un millón de casas al año que nadie iba a comprar. El problema es la asfixiante regulación política y los impuestos confiscatorios, que impiden crear nuevos puestos de trabajo verdaderamente necesarios y que sí se justifiquen por generar realmente riqueza.
La propuesta de IU no va a la zaga de la socialista. Esperan sacar recursos haciendo aflorar la economía sumergida más allá de lo conseguido por ningún país del mundo y sin dañar esa economía sumergida. Pero, más allá de lo irreal de esta obtención de recursos, nos encontramos con otro programa que ahonda en el mismo error de PP y PSOE: más deuda. En este caso pretenden crear nada menos que tres millones y medio de puestos de trabajo entre otras cosas obligando a la banca nacionalizada a dar créditos, es decir, siguiendo con algunas de las políticas que nos llevaron a esta crisis: dar crédito al sector privado con criterios políticos, aumentando su deuda y llenando los balances de los bancos con créditos de mala calidad, para tener que volver a recapitalizar la banca. Otra medida estrella es la subida del salario mínimo a mil cien euros, lo cual significa que IU propone crear puestos de trabajo al tiempo que condena al paro a cualquier trabajador que no pueda generar unos dos mil doscientos euros al mes, ya que ese es el coste que tendría para el empleador un salario mínimo de esa cuantía. Esta medida se cebaría con los jóvenes sin experiencia y con los más necesitados, que son los trabajadores menos productivos y los más necesitados de experiencia laboral para aumentar su productividad y con ella su salario. También, en la línea de PP y PSOE, IU propone subir todavía más los impuestos.
Uno de los grandes problemas de nuestra economía es la enorme deuda que acumulan tanto el sector público como el sector privado. Para esto la respuestas de los partidos políticos colectivistas es más deuda y más impuestos, para que sea aún más difícil que el sector privado pague su propia deuda, además de la del Estado, que también recae sobre sus hombros.
Los liberales reiteramos nuestras propuestas. Óscar Timón, Portavoz del P-LIB en materia económica, ha afirmado hoy que «nos oponemos a cualquier nuevo rescate a costa del contribuyente». «Proponemos la reducción drástica de gastos e impuestos, la libertad en las relaciones laborales y la liberalización de la economía», ha añadido, recordando que los liberales «proponemos medidas orientadas a que surja un modelo productivo sostenible y se generen de esa forma empleos necesarios, que creen riqueza en vez de destruirla». «Los políticos no pueden saber qué modelo productivo necesita este país: eso sólo lo pueden descubrir millones de agentes económicos individuales, con sus decisiones diarias y sin tener encima una espada de Damocles en forma de futuros impuestos que aumentan cada viernes y no se sabe cuáles serán de aquí a un año; o nuevas regulaciones que crean un desolador ambiente de incertidumbre que desincentiva los negocios y por lo tanto la creación de riqueza», ha concluido.