El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) apoya el acuerdo alcanzado por el Ecofin sobre el modelo que se seguirá en los futuros rescates bancarios. No podemos sino alegrarnos del fin de uno de los numerosos privilegios que tiene la banca: el de ser rescatada a costa del contribuyente. Los bancos que quiebren deberían ir a concurso de acreedores como cualquier otra empresa pero, mientras el sector financiero siga tan regulado y privilegiado, apostamos por este sistema de bail-in o rescate interno, una imitación del proceso concursal para evitar la destrucción masiva de medios de pago creados mediante el apoyo de los bancos centrales.
Los liberales habríamos deseado que esta decisión se hubiera tomado mucho antes y no ahora, cuando ya se han realizado numerosos rescates por todo el continente a cargo de los ciudadanos. Especialmente grave es el caso del rescate de la banca española, donde la mayor parte la ha pagado el contribuyente y la otra parte los acreedores más débiles: los preferentistas, muchos de los cuales fueron engañados. Hay que recordar que, al mismo tiempo, muchos otros acreedores de la banca han sido rescatados con el dinero de los ciudadanos. Además, los afectados por las preferentes reciben unas acciones que no quieren sin poder ejercer su control sobre la empresa, ya que la mayor parte de las acciones están en manos del gobierno, por lo que estos nuevos accionistas carecen de la fuerza suficiente para destituir de sus cargos a aquellos que les han arruinado.
El P-LIB promueve una profunda reforma del sistema financiero, que, en palabras de Óscar Timón, Portavoz del P-LIB en materia económica, pasa por «eliminar sus privilegios, incluido el más grande de todos: la existencia de ese banco público llamado banco central, cuya desaparición consideramos necesaria».