Con motivo del Día del Orgullo LGTB, que rememora los disturbios de Stonewall en 1969 —cuando los clientes de ese local neoyorquino se negaron a ser identificados y arrestados por el mero hecho de tratarse de un entorno gay—, el Partido de la Libertad Individual (P-LIB) desea expresar nuevamente su más ferviente apoyo a la lucha por los derechos del individuo en materia de libertad afectiva y sexual. Reconocemos el esfuerzo de todas las personas gays, bisexuales, lesbianas y transexuales que se rebelaron contra un sistema colectivista y uniformador que les tachaba de enfermos, desviados y depravados, cuando no sencillamente los negaba. Debemos agradecer a esas personas que hoy, en muchas sociedades, los individuos gocen de mayor libertad para vivir, para expresar su ser y para sentirse orgullosos de él. Es un claro ejemplo de victoria de los individuos contra una autoridad opresora.
Por desgracia, muchas sociedades están lejos todavía de respetar las decisiones personales de sus individuos, decisiones que sólo les atañen a ellos mismos. En muchos países incluso se persigue y condena a individuos por su intrínseca forma de ser. Los liberales no nos cansaremos de denunciar y repudiar sucesos como los ocurridos recientemente en Rusia, donde se agrede a homosexuales al amparo de una legislación brutalmente liberticida, que les niega y arrebata su derecho a expresarse y defenderse. Al mismo tiempo, celebramos la reciente decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo. En ese país, el proceso de liberación está siendo arduo pero la libertad va abriéndose camino. Aplaudimos también la aprobación del matrimonio homosexual en Francia y felicitamos a todas las personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales del país vecino, que ven por fin reconocidas sus uniones en las mismas condiciones que las personas heterosexuales. El P-LIB nunca aceptará que sea el Estado el que defina qué es el matrimonio, pues lo consideramos un contrato privado y voluntario entre individuos libres y adultos, y tampoco reconocemos que un colectivo tenga derecho a imponer a la totalidad de la población su particular visión moral, mayoritaria o no, de cómo deben ser las uniones.
Los liberales defendemos las libertades de los individuos: todas las libertades y de todos los individuos. Estas libertades son de cada persona, no de los colectivos. Por eso rechazamos el uso tendencioso que hacen del «colectivo LGTB» los distintos partidos colectivistas. En declaraciones de Javier Abellán, miembro del Comité Ejecutivo Federal del P-LIB «reacciones a la legalización del matrimonio gay tan violentas como las vistas en Francia nos indican que, tan urgente como aprobar estas uniones, es concienciar de que nadie tiene derecho a imponer su moral a otros, y de que la vida privada de terceros no nos incumbe».