El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) denuncia el rechazo, por parte del pleno del Tribunal Constitucional, de las recusaciones planteadas contra su presidente, en base a su militancia en el Partido Popular. Esta decisión vuelve a poner de manifiesto la absoluta politización del órgano constitucional, donde cada uno de sus miembros se ha posicionado al lado de sus amos políticos a la hora de votar esta importante decisión. El Tribunal Constitucional es un engendro político al servicio de los partidos. Los liberales insistimos en su eliminación y en el trasvase de sus competencias a la Justicia ordinaria. Para ello, ésta debe recuperar su propia independencia. El Tribunal Supremo debería ser el órgano definitivo que se pronunciara sobre los asuntos de constitucionalidad. El Vicepresidente tercero del P-LIB, Álvaro Chena, ha declarado que “es bochornoso observar cómo de forma sistemática los vocales del TC se posicionan exactamente igual que los partidos políticos que los han elegido«. Por ello, señala Chena, «el TC constituye una farsa impropia de una auténtica democracia”.