El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera que las recientes declaraciones de Roland Noble, secretario general de la Interpol, acerca del control de armas demuestran la escasa efectividad de la organización que representa y el derroche de fondos y pérdida de libertades civiles que supone la lucha contra el terrorismo. Pero más allá de eso, celebramos su propuesta de relajar el control de armas para ofrecer a los ciudadanos la oportunidad de un autodefensa efectiva. El P-LIB valora ese planteamiento como un paso en el camino correcto, y espera que se concrete en normas vinculantes para los países miembros de Interpol.
Discrepamos, en cambio, de la otra opción propuesta de Noble: la creación de «zonas de alta seguridad» en lo que los terroristas y su organización llaman «objetivos blandos» (lugares con mucha gente desarmada, como centros comerciales). Estas «zonas de alta seguridad» se han demostrado del todo insuficientes en la provisión de seguridad y fuertemente efectivas, por desgracia, en la limitación de las libertades civiles. Un ejemplo patente del fracaso de este modelo es la zona verde de Irak, el mayor cinturón de seguridad jamás creado, objetivo de numerosos atentados. La matanza reciente de Nairobi o la ocurrida en la isla noruega de Utøya demuestran que las zonas libres de armas son un objetivo preferido por los criminales, ya que pueden estar seguros de que sus víctimas han sido convenientemente desarmadas por el Estado.
El P-LIB se reafirma en su propuesta de paulatina desregulación del mercado de armas de fuego, con el fin de satisfacer el legítimo derecho a la autodefensa de los ciudadanos. Tal y como recoge nuestro Programa Político Marco, «pensamos que los ciudadanos sin antecedentes penales tienen un derecho incuestionable a poseer armas para defenderse de posibles agresiones, y que nadie puede obligarles a delegar plenamente en el Estado esa defensa. Al mismo tiempo, es preciso mantener los registros de armas, los permisos de tenencia, los límites de magnitud y calibre y otros controles necesarios para evitar una proliferación indiscriminada». Un buen ejemplo a seguir es Suiza, con una posesión legal de armas muy superior a la media europea y con unos índices de criminalidad (y de libertad) envidiables.
En palabras de Daniel Martínez, miembro del Comité Ejecutivo Federal del P-LIB, «los resultados de las políticas estatales de monopolio y restricción en el mercado de defensa personal están a la vista de quienes quieran verlos». «Frente a la situación actual en que es más fácil conseguir los medios para agredir que para defenderse, los liberales libertarios proponemos la restitución del derecho a la autodefensa que todo ciudadano debería tener», concluye.