El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) lamenta profundamente el pésimo dato conocido hoy al publicarse el ranking anual de corrupción de la ONG mundial Transparency International. España ha perdido seis puestos en un solo año, y sólo Siria, sumida en una cruel guerra civil, cae más puestos que nuestros país. Caemos al cuarto grupo de países ordenados por percepción de la corrupción, por detrás de Polonia, y nos convertimos en el segundo país donde más crece este año la percepción de corrupción. En el ranking, España ya se sitúa por detrás de países como Botswana, Brunei o Bhután, y apenas por delante de las islas de Cabo Verde. El P-LIB se hizo eco recientemente de la pérdida acelerada de puestos en el ranking de emprendimiento del Banco Mundial, y ahora vemos también cómo avanza de forma galopante la percepción de que somos un país sumido en la corrupción. Ambas cosas están relacionadas, y lo están con un gobierno que ha perdido toda su legitimidad de ejercicio por el caso Bárcenas, que está recortando las libertades públicas y los derechos civiles como nunca antes en nuestra historia, que persigue fiscalmente a las empresas (salvo las conectadas con la cúpula política) y a los sufridos autónomos mientras cocina los informes de Hacienda para salvar a Cristina de Borbón, y que ha subido los impuestos cuarenta veces en dos años, hasta situar varios de ellos en máximos europeos o mundiales y hasta asfixiar la economía destruyendo el empleo, la inversión, el ahorro y el consumo. Este es el resultado de los dos primeros años de Mariano Rajoy en el poder: más paro, menos libertad económica y ciudadana, menos emprendeduría, más corrupción, una economía estrangulada, una sociedad férreamente controlada y unos individuos cada día más sometidos a la coerción discrecional del Estado y de la casta política que lo administra para su propio provecho.