La EMT madrileña, plagada de enchufados del PP

César BalmasedaEl Partido de la Libertad Individual (P-LIB) denuncia que, a medida que el Partido Popular se ha ido asentando en su feudo madrileño —lleva en el poder en solitario desde 1991—, la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de la capital ha ido mejorando su oferta de empleo para individuos vinculados al PP. La correlación no implica causalidad, pero no parece razonable que tantas personas próximas al PP deseen trabajar en la EMT. Menos comprensible, si cabe, es que setenta de estas personas hayan encontrado trabajo en esta empresa. Con razón, los directivos «de cantera» se quejan del control absoluto de la empresa por parte del PP. Desde el director del área de Seguridad de la EMT hasta el jefe de servicio de Comunicación y Publicidad, pasando por el jefe de la división de Formación y Desarrollo de la empresa, son muchos los cargos de la EMT relacionados con los ex alcaldes Álvarez del Manzano y Ruiz-Gallardón.

La política de Génova en la EMT también le está saliendo muy cara al contribuyente. Desde 2005, la empresa ha creado ciento cuatro nuevos altos cargos, y lo ha hecho en plena crisis. Este incremento de personal consume seis millones de euros anuales adicionales, que los madrileños tienen que generar. Los efectos para el ciudadano madrileño de tal inversión en capital humano han sido verdaderamente concluyentes: no se ha aumentado el tamaño de la flota, ni el número de líneas. Tampoco ha habido una adopción notable de nuevas tecnologías. El incremento de gasto sólo ha servido para que el PP coloque a sus amigos, para los que se han creado incluso nuevas categorías, como la de jefe de departamento; y nuevas direcciones, como la de Comunicación y Cliente.

Que los poderosos coloquen a los suyos en posiciones estratégicas no debe sorprendernos más. Ha llegado la hora de que aceptemos la naturaleza humana tal y como es, y de que comprendamos que éste no es un problema de carácter o de personalidad. La corrupción y el abuso de poder no cesarán si votamos a otro. No es una persona más abusiva que otra, sino que somos todos débiles ante la tentación. No tenemos un problema de abuso de poder porque Álvarez del Manzano o Ruiz Gallardón faltaran a la virtud, sino porque la estructura del sistema político español permite los abusos. Tenemos, por tanto, un problema estructural, no de carácter. El ser humano actúa racionalmente y, a día de hoy, es completamente racional colocar a los tuyos en posiciones estratégicas para beneficio propio y de ellos, porque se puede hacer impunemente. La clave, por tanto, está en imposibilitar la colocación de allegados en posiciones estratégicas. Como cambiando de partido solo cambiaríamos de amigos para las mismas posiciones estratégicas, solo conseguiremos eliminar el amiguismo reduciendo el Estado a su mínima expresión, como propone el P-LIB. Si el Estado no puede decidir quién ocupará tal puesto, lo ocupará alguien que probablemente lo merezca y no los amigos del político de turno.

El Vicecoordinador General del P-LIB en la Comunidad de Madrid, César Balmaseda, ha declarado que “debemos dejar de luchar contra la naturaleza humana y, en consecuencia, debemos dejar de depositar falsas esperanzas en los políticos» porque «ello nos ayudará a prevenir abusos de poder, ya que se entendería, de antemano, que todo el que pueda abusar, abusará”. “Todo voto al PP se traduce en un gran cheque en blanco a los amigos del PP”, ha añadido, concluyendo que «quien desee vivir en una sociedad con mejor distribución de oportunidades y de riqueza tiene tres opciones: no votar, votar en blanco, o votar a un partido verdaderamente liberal”.

El P-LIB reitera su apuesta por la eliminación de las empresas públicas a todos los niveles territoriales, y por la privatización de los correspondientes servicios en condiciones de plena libertad de mercado.

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