El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) no encuentra la menor propuesta de mejora en el informe de la comisión de expertos para la reforma del sistema tributario español. Independientemente de los cambios que finalmente introduzca el gobierno de Mariano Rajoy, lo que constatamos es lo que ya nos temíamos los liberales: la consolidación de la subida de impuestos emprendida por el PP desde su misma llegada al poder en 2011. Lo que los supuestos expertos del comité proponen es, básicamente, poner en orden la brutal subida de impuestos comenzada por Rodríguez Zapatero y elevada a la categoría de expolio del siglo por Rajoy. Ha sido una subida de impuestos a todo lo que se mueve, a todo lo que aún logra generar riqueza. Ahora se intenta consolidar la subida dando la apariencia de rebaja, aunque lo que proponen los expertos es en realidad una nueva subida general. En concreto, el informe nos presenta una reordenación, disfrazada como bajada, de los impuestos directos, y, simultáneamente, una subida de los indirectos.
En los directos, el IRPF sufre en apariencia una rebaja, aunque minorada por la desaparición de deducciones, pero queda en todo caso por encima del nivel que tenía cuando Rajoy llegó al poder. Se reduce el número de tramos del IRPF, lo cual significa simplificación pero no necesariamente bajada, e incluso puede enmascarar una subida de este impuesto. Muy preocupantes son las intenciones que el informe revela sobre la tributación de la vivienda. Los expertos plantean pagar IRPF por la vivienda habitual. Por más que el gobierno lo descarte por ahora, todos conocemos la dinámica de globos sonda para testar la reacción ciudadana e ir preparando el terreno para futuras medidas, por lo que la sociedad debe estar alerta frente a esta amenaza. Por otro lado, se propone un nuevo IBI mucho más alto que el actual. También se pretende que la inflación no se tenga en cuenta en el cálculo de las plusvalías por la venta de vivienda. Esto lleva a que un robo, la inflación, permita aumentar la recaudación, presentando como ganancias lo que no es sino subidas generales de los precios; algo que ya se venía haciendo con las plusvalías por inversión en acciones o al no actualizar los tramos del IRPF con la inflación.
En Sociedades se nos va a vender una subida de impuestos como una bajada, ya que se reducirá el tipo impositivo pero se eliminarán las deducciones, por lo que al final las empresas pagarán más. También se subirán los impuestos de Sucesiones y Donaciones al establecerse un tipo mínimo pero no máximo. Esto supone subir los impuestos por ejemplo en Madrid, que tiene este impuesto bonificado casi por completo, y no bajarlos en ningún sitio ya que no hay límite por arriba a la cuantía del impuesto.
En los indirectos, se propone una nueva subida del IVA, reclasificando productos a tramos más altos. También se plantea la reordenación y subida de todos los impuestos especiales, eliminando algunos y creando otros nuevos como un impuesto especial al vino.
El P-LIB denuncia que lo que pretende el gobierno no es revertir la subida de más de cincuenta impuestos realizada en estos dos años, sino consolidarla, maquillarla e incluso realizar una subida final para mantener un estado hipertrofiado donde se persigue hasta el último euro de riqueza mientras se dilapida miles de millones mediante la acción de unos políticos que no están sujetos a ninguna responsabilidad por el derroche del dinero del contribuyente. El PP mintió cuando dijo en campaña electoral que bajaría los impuestos, mintió después cuando dijo que la subida de impuestos sería temporal y miente ahora cuando dice que va a bajar los impuestos. PP y PSOE han demostrado que sólo están dispuestos a bajar los impuestos cuando cabalgan la ola de una burbuja que aumente espectacularmente sus ingresos, como en la época de Aznar o en la primera legislatura de Zapatero. Cuando estos ingresos disminuyen, no dudan en esquilmar al sector privado para mantener su política masiva de compra de votos, el entramado público destinado a dar cobijo a sus afines y sus privilegios políticos. En manos de los ciudadanos está no refrendar con su voto las mentiras y el robo.