El Partido Libertario (P-LIB) de Andalucía deplora la propuesta del Partido Popular andaluz de establecer en esta comunidad autónoma una renta básica universal (RBU). Resulta preocupante que, a lomos de las crecientes propuestas suicidas del partido populista Podemos, los partidos tradicionales estén dando una vuelta de tuerca más al intervencionismo ya extremo de sus programas, para conducir a la región más pobre de España definitivamente al abismo. La RBU nada tiene que ver con la renta que se pueda recibir excepcionalmente en una situación de necesidad. Sus efectos nocivos son los siguientes. En primer lugar, su implantación conduce a una situación de devastación fiscal en la que millones de ciudadanos, principalmente de las capas socio-económicas bajas y medias, sufren una descomunal alza de los impuestos para sufragar esta medida. Para mayor escarnio, habrá personas que evitarán mediante la RBU acabar en una ruina producida precisamente por esa misma alza fiscal necesaria para alimentar la voracidad de recursos económicos del sistema. Éste, una vez implantado, motivará crecientes demandas de todos los partidos colectivistas y de los sindicatos para el alza paulatina de la cuantía de la RBU, en una espiral tendente a la asfixia de la economía.
En segundo lugar, la implantación de la RBU, medida pretendidamente solidaria, en realidad resulta profundamente insolidaria, pues permite a los ciudadanos, desde el mismo momento de su nacimiento, disponer de recursos sin la necesidad de prestar bienes o servicios a los demás ciudadanos, que constituye precisamente la esencia del capitalismo, un sistema de libertad y responsabilidad donde el trabajo y el esfuerzo de cada uno satisface las necesidades de los demás y el éxito económico depende de esa capacidad de proveer a otros de lo que necesiten. No hay sistema económico más ético ni más solidario que el capitalista.
El Coordinador General del P-LIB en Andalucía, José Antonio Peña, ha declarado hoy en Málaga que la implantación de esta injusta medida “supondría que las capas bajas y medias serían, como sucede siempre en el socialismo, las que se pagarían a sí mismas sus propias RBU, y también las de las clases altas, igualmente perceptoras de dicha renta, como su nombre indica”. El inevitable resultado final sería “que el conjunto de la sociedad se empobrecería más aún”, ha concluido Peña.