El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) expresa su solidaridad con el profesor Juan Ramón Rallo ante el ataque injusto e insidioso de la sección de la UGT en Radiotelevisión Española, ataque que condenamos con la mayor firmeza. El comunicado de esa sección sindical deja clara la naturaleza de la misma: son los parásitos de otro parásito mayor, una televisión estatalizada, ruinosa e innecesaria que, sencillamente, no debería existir. Los liberales libertarios queremos unos medios de comunicación enteramente libres y plurales, autofinanciados y dependientes del favor de sus clientes, los espectadores, y no del favor de los políticos. La UGT busca lo contrario para beneficio propio.
Un medio de comunicación estatal es siempre, de forma inevitable, una correa de transmisión de los intereses de las élites estatales. En éstas juega un papel destacado la casta sindical que, sin apenas respaldo entre los trabajadores, ha logrado de los políticos enormes privilegios y cifras astronómicas en subvenciones de toda índole, pero que, no contenta con todo ello, está implicada en los casos de corrupción más sucios y voluminosos de nuestra historia, desde las antiguas estafas en la construcción de viviendas hasta los actuales EREs fraudulentos de Andalucía, cuyo monto se sitúa a la cabeza de los casos de corrupción de toda Europa.
No es de extrañar que la UGT, que responde a una ideología ultracolectivista y autoritaria, basada en la planificación centralizada y coercitiva de la economía y de la sociedad por unos pocos, se sienta legitimada para exigir a la dirección de RTVE la censura de contenidos, programas o intervinientes para evitar cualquier idea alternativa al pensamiento único socialista, o para silenciar a cualquier economista capaz de contarle a la gente las verdades del barquero. Pero con la misma fuerza e insistencia con que ellos piden censura, los liberales libertarios pedimos libertad de expresión para Juan Ramón Rallo y para cualquier otra persona. Frente a la insolencia de quienes se creen dueños y señores de la televisión estatal que nos obligan a pagar, nosotros decimos que la televisión no debería ser pública pero, si lo es, debe estar abierta a todas las voces y desde luego a las que cuestionan el nefasto modelo económico intervencionista que hoy sufrimos.
Aunque nos indignan las maniobras de la casta sindical para esconderle a la población las ideas de la Libertad, sabemos que, en términos históricos, simplemente estamos asistiendo al pataleo de los actuales beneficiarios de un sistema económico al borde de la quiebra: la socialdemocracia generalizada, en la que organizaciones como la UGT han podido medrar a costa de los impuestos y de la libertad de todos los ciudadanos. Al vituperar a uno de los más brillantes exponentes del pensamiento económico europeo de hoy y pedir nada menos que su censura en la televisión “de todos”, es la UGT quien se ha retratado una vez más como vulgar guardia pretoriana de ese sistema en declive y del chollo que disfruta su élite dirigente. La UGT ha llegado al extremo de pedir que se impida físicamente al profesor Rallo la mera presencia en las instalaciones de RTVE, dejando claro que para ellos lo «público» es, en realidad, un cortijo sindical. El P-LIB pide a la dirección de RTVE que no tenga en cuenta las exigencias de la UGT y que dé espacio en su programación a las ideas que representa, inmejorablemente, el profesor Rallo.
“La UGT quiere convertir RTVE en un coto cerrado del sistema y condenar a los disidentes al gulag informativo”, ha declarado hoy Juan Pina, Presidente del P-LIB, añadiendo que “la opinión vertida por la UGT es la opinión de quienes viven de parasitar a la gente productiva y quieren seguir haciéndolo a toda costa”. “El comunicado de la UGT contra Juan Ramón Rallo es un ejemplo más, aunque esta vez sólo verbal, por fortuna, de la violencia a la que nos tienen acostumbrados los sindicatos”, ha señalado, concluyendo que el texto difundido por esta central sindical “es un vulgar piquete en forma de comunicado”.