El Partido Libertario (P-LIB) denuncia sin ambages la ausencia de democracia real en Andalucía, que se visualiza en toda su magnitud en los procesos electorales pero particularmente en el que concluyó ayer. Si bien durante un período determinado, posterior a la constitución de la autonomía andaluza, pudo existir una pugna más o menos real entre las diferentes formaciones políticas, todas socialdemócratas o socialistas, desde el PSOE a Alianza Popular pasando por IU y el PA, los procesos electorales como éste permiten constatar que en Andalucía no es sólo que la posibilidad de alternancia partidista en el poder, que no ideológica, haya sido cortocircuitada por el PSOE prácticamente desde el comienzo de la democracia mediante la institucionalización de la corrupción y las redes clientelares, sino que, peor aún, ninguna de las demás formaciones parlamentarias o extraparlamentarias desea realmente dicha alternancia partidista, puesto que su verdadera estrategia persigue mantener el statu quo existente hasta ahora —PP, IU— o trepar por él pero sin ninguna pretensión de transformación real —Podemos, C’s, Upd, Vox, PA—.
De este modo, el socialdemócrata conservador PP lleva años dándose por satisfecho con mantener el control de algunos municipios de gran tamaño y diputaciones provinciales, y ser nominalmente el principal partido de la oposición. De hecho, durante la reciente campaña dicho partido no ha dado ninguna muestra real, ni siquiera por estética democrática, de pretender desbancar al PSOE, reconociendo a las claras que a su candidato le había faltado “un año” para consolidarse y que pactaría cualquier cosa con cualquier partido con el que compartiera puntos programáticos, e incluso llegando a afirmar a escasos días de las elecciones que dejaría gobernar a la lista más votada —asumiendo por tanto que no sería la suya— lo que resulta particularmente alarmante. Ello demuestra que el régimen andaluz no es un régimen de un solo partido, sino un régimen en el que cada partido asume voluntariamente su papel y lo ejerce para mantener un statu quo que, a fin de cuentas, beneficia a todos los partidos socialdemócratas que están dentro de él, y que puede llegar a beneficiar a todos los partidos que desde fuera pretendan sumarse a él, siempre y cuando no cuestionen su pervivencia. En este sentido, como partido representante del libertarismo y única alternativa real a los partidos socialdemócratas de izquierda y derecha, el P-LIB se encuentra total y absolutamente sólo ante dicho régimen y solicita el apoyo de los andaluces para el futuro próximo.
No en vano, los demás partidos extraparlamentarios han flirteado sin tapujos durante la campaña con el resto de partidos, y se han ofrecido de forma vergonzosa como muletas a los que hasta ahora han sido los tres partidos socialdemócratas/socialistas sistémicos del régimen —PSOE, PP e IU— y también al resto, proyectando una imagen de deterioro democrático y degradación política que permite constatar que, en Andalucía, la democracia no es homologable a nuestro entorno cultural, sino que es únicamente un simulacro. Durante la campaña, incluso Ciudadanos, que junto a UPyD y Vox han pisoteado hasta la náusea la palabra “liberal” haciéndose pasar por lo que jamás han sido ni pretenden ser, ha hecho manitas sin ningún empacho con el propio PSOE, al que supuestamente todos deseaban desbancar, sin que ninguno pretendiera hacerlo realmente. Tampoco ningún partido, ni sistémico ni aspirante, ha descartado internamente ningún escenario post-electoral, al mismo tiempo que todos han pretendido engañar a la sociedad para sembrar confusión de cara al escenario del día después con la típica verborrea: “gobierno de un solo partido con apoyos puntuales”, “gobierno de progreso”, “dejar gobernar a la lista más votada”, “acordar puntos programáticos”, “gobierno bi o tripartito”, “gobierno de gran coalición”.
Por lo tanto en Andalucía el drama es que el resultado de las elecciones ha pasado a ser un elemento secundario, y los comicios son una ficción que legitima al régimen. De modo que aunque eventualmente el socialdemócrata PP o el comunista populista Podemos hubieran sido las formaciones más votadas, y hubieran conformado un gobierno en solitario o con otros partidos siguiendo la mera lógica de aritmética parlamentaria, en nada habría cambiado el statu quo. Los programas electorales de los partidos eran sustancialmente muy parecidos por más que éstos se empeñasen en enfatizar lo que realmente son nada más que puros matices del mercadillo electoral socialdemócrata: subidas de impuestos maquilladas con propuestas de coyunturales bajadas express, cifras mareantes de “apoyo al empleo y a la juventud”, “ayudas” de todo tipo, despilfarro irresponsable, etc.
Desde hace más de un siglo se han sucedido en España y en Andalucía diferentes desgracias colectivas, regímenes de toda índole y ulteriores regeneracionismos —ninguno libertario— y ninguno ha tenido éxito. Llevamos por lo tanto más de un siglo intentando regenerarnos sin ningún éxito. Así que en definitiva, ¿quién ha ganado las elecciones andaluzas? es evidente todos los partidos socialdemócratas que han obtenido representación parlamentaria. ¿Y quiénes las han perdido? sin duda alguna los andaluces, su libertad, su propiedad y su bienestar. Y sobre todo los que menos tienen. Una tragedia porque ningún partido salvo el P-LIB quiere derrumbar el telón de acero caído sobre Sierra Morena hace ya treinta años. Ningún partido político andaluz desea el poder porque realmente todos están ya en el poder, o bien pretenden acercarse a él pero sin cambiarlo en clave libertaria, que ha sido y es la única solución para los problemas de Andalucía y España: fuertes límites a la intromisión estatal en la vida del individuo, drástica rebaja de impuestos, liberalización real y transparente de la economía para la creación de empleo, reducción de la corrupción política disminuyendo al máximo sus esferas de decisión, y todo ello impulsado por un movimiento cívico libertario de gran magnitud que emane irremediablemente de la sociedad civil y cuya concreción electoral sea el P-LIB. Mientras esto no suceda, seguirán ganando los políticos y perdiendo los andaluces.