Tras aprobar recientemente una resolución política sobre Venezuela, el Partido Libertario ha seguido de cerca los acontecimientos del país sudamericano.
En este momento me parece necesario destacar tres elementos adicionales.
En primer lugar, hay que señalar la extraordinaria tibieza con la que el gobierno de Pedro Sánchez ha procedido al reconocimiento del presidente legítimo Juan Guaidó.
Se ve claramente que Sánchez y el PSOE se han visto obligados a sumarse a la posición del resto del mundo occidental.
Lo han hecho a disgusto y continúan urdiendo estrategias para salvar los muebles del régimen socialista totalitario. Para ello, junto a otros gobiernos de la Unión Europea, participan ahora en la estéril cumbre de Montevideo, pese a la ausencia del gobierno legítimo de Venezuela.
Además, Sánchez ha puesto el acento en la rapidez con la que a su juicio deben celebrarse elecciones, obviando que para poderlas realizar conforme a los estándares internacionales es necesario que el gobierno legítimo tome primero el control real del aparato del Estado venezolano, reforme la legislación y los procedimientos electorales, sustituya a la junta electoral que defraudó los anteriores comicios y organice una compleja y profunda estructura de observación electoral internacional.
Y por último, Sánchez ha tenido la desfachatez de pedir al gobierno legítimo que nombre un mero representante, al que no piensa otorgar el plácet como embajador en sustitución del jefe de misión diplomática del régimen.
Difícilmente se puede considerar que España reconoce realmente al presidente Guaidó si no confiere a su representante la plena condición de interlocutor diplomático venezolano en España, procediendo a la expulsión de los representantes de la dictadura.
El segundo elemento al que quiero referirme es la intolerable obstrucción a la ayuda humanitaria por parte del régimen socialista totalitario.
Reiteramos nuestra condena a Nicolás Maduro y al conjunto del chavismo por esta acción criminal.
A la narcodictadura no le basta con someter a su población al hambre y al desabastecimiento médico, sino que impide que la solidaridad internacional pueda paliar el desastre que ha causado la tiranía chavista.
Y el tercer elemento es la marcha del proceso de transición.
Desde nuestro reiterado reconocimiento al Presidente Guaidó, y comprendiendo las dificultades y las barreras a las que se enfrenta, pensamos que ni la ciudadanía venezolana ni la comunidad internacional pueden esperar eternamente a que se vayan produciendo las decisiones que son ya inexorables e inaplazables.
Le alentamos por lo tanto a nombrar gobierno, a tomar el control efectivo del aparato del Estado, a impartir a las Fuerzas Armadas órdenes firmes y no meras peticiones de apoyo, y a sustituir las proclamas y los eventos callejeros por actos ejecutivos.
Una vez más, expresamos nuestra solidaridad con los venezolanos y nuestro deseo de un pronto restablecimiento de la Libertad en Venezuela.