El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) manifiesta su convicción de que los presupuestos generales presentados hoy por el Gobierno constituyen un gravísimo error que va a pasarle una terrible factura a la economía española. La crisis mundial oculta una crisis anterior y superior que es estrictamente española. Salir de esta doble crisis (general y autóctona) requiere el abandono de las recetas económicas intervencionistas.
Mientras la mayor parte de los líderes mundiales aplican en estos momentos medidas de austeridad, recorte del gasto y liberación de fondos para que fluyan en la economía libre, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, más ideologizado que nunca y temeroso de perder el apoyo de sus socios más colectivistas, ha decidido imponernos la peor subida de impuestos de nuestra Historia.
Particularmente grave es la subida del IVA nada menos que en dos enteros. Esta medida es, sobre todo, un ataque frontal a millones de consumidores que, además de sufrir un recorte radical de su poder adquisitivo, dinamizarán menos la economía. El consumo tirará menos del comercio, y éste impulsará menos la industria. Y todo para facilitarle al Estado más recursos detraídos de nuestros bolsillos, al objeto de compensar los efectos de su desastrosa política económica. Los trabajadores autónomos y las pymes van a contarse entre los agentes económicos más perjudicados, y si tenemos en cuenta el altísimo porcentaje del empleo total que crea la pequeña y mediana empresa, es evidente que la recuperación de la contratación se va a ver seriamente frenada por estos presupuestos.
Zapatero ha hecho lo fácil: subir los impuestos para no prescindir de una parte de los excesivos empleados del Estado; subir los impuestos para no tener que apretarse el cinturón; subir los impuestos para poder gastarse nuestro dinero (el de todos los ciudadanos, «ricos» y «pobres») en políticas demagógicas y populistas que le devuelvan el apoyo popular perdido, ante la posibilidad cada vez más cierta de unas elecciones anticipadas; subir los impuestos para no cambiar de política aunque se haya revelado inútil y hasta suicida.
La tozudez de Zapatero nos va a costar mucho dinero, y lo vamos a sentir en nuestros bolsillos todos, incluso los ciudadanos con menores rentas. La Historia y seguramente las urnas le pasarán factura, pero entre tanto los ciudadanos vamos a pagar dolorosamente los errores garrafales de su política económica.
Pero más allá de la buena o mala gestión de Zapatero, la situación actual pone de relieve la necesidad de un cambio de paradigma político que haga imposible que este tipo de políticas puedan ponerse en práctica. Hoy más que nunca decimos que es necesario separar Estado y economía, como antaño se separó Estado y religión. La economía debe fluir libremente, sin que el Estado pueda realmente intervenir en ella porque esté constitucionalmente constreñido por severos topes al endeudamiento y a la presión fiscal, y limitado a un conjunto de funciones constitucionalmente definidas y muy inferior al que actualmente detenta. Hoy, más que nunca, los sufridos contribuyentes españoles pueden visualizar (y sufrir en su propia piel) los excesos del Estado colectivista que les empobrece. Y hoy, más que nunca, les reiteramos nuestro llamamiento a apoyar con todas sus fuerzas la liberación de la economía y la devolución del poder al ciudadano.