El P-LIB considera que las últimas declaraciones de la ministra Trinidad Jiménez constituyen una amenaza a los propietarios y clientes de los bares de copas, discotecas y otros locales de ocio donde se sirve bebidas alcohólicas. Jiménez ha aplaudido la decisión del Parlament de Catalunya, el cual, con el incomprensible consenso de todas las formaciones políticas representadas en él, ha prohibido la «happy hour», la barra libre y otras promociones de bebida en los locales.
El P-LIB considera dudosamente constitucional esa medida (que ahora Jiménez quiere extender al resto de comunidades autónomas), por más que la respalde el consenso de todos los partidos del Parlament, al atentar frontalmente contra la libertad de consumo y comercio de bebidas alcohólicas. Si el consumo de alcohol es legal, el Estado no tiene derecho a proscribir las acciones de marketing que realicen los establecimientos autorizados a servir estas bebidas. Para el P-LIB, el terrible consenso alcanzado sobre esta materia muestra claramente que todos los partidos convencionales son descaradamente colectivistas y liberticidas.
El P-LIB, que es antiprohibicionista incluso respecto a las drogas no legalizadas, defiende el derecho a consumir bebidas alcohólicas y a comerciar con ellas, lo que desde luego ampara las acciones de marketing que los locales deseen poner en práctica. Esta nueva cacicada de los ingenieros sociales nos mueve a alertar a la sociedad respecto al recorte de nuestras libertades personales por el insufrible paternalismo estatal. ¿Hasta dónde van a llegar? Y los ciudadanos, ¿vamos a permitírselo?