El P-LIB considera irracional la enmienda aprobada ayer por el PSOE, BNG e ICV, por la cual se suprime la llamada «ley Beckham», el incentivo fiscal a los profesionales extranjeros de salario elevado que vengan a trabajar a España. La norma, aprobada en 2004, no perjudicaba apreciablemente a la recaudación y permitía sin embargo invertir la fuga de cerebros haciendo que por primera vez España pudiera competir en atraer a altos directivos, científicos y otros profesionales cualificados de alto coste laboral. Además, la mayoría de los países de nuestro entorno tenían y tienen normas similares, por lo que España estaba en desventaja y ahora volverá a estarlo. Y todo por la envidia característica de los partidos colectivistas, que sólo se han fijado en la aplicación de esta norma a los futbolistas.
El resultado es que ahora habrá muchas personas que tributaban al 24 % (una tasa ya elevadísima para cualquier impuesto de cualquier naturaleza y respecto a cualquier base imponible) y pasarán ahora a pagar el 43 %. Es decir, trabajarán del 1 de enero al 15 de junio, más o menos, para pagar a Hacienda. Esa semiesclavitud es contraria a la ética más elemental. Ese dinero estaba mejor en manos de esas personas. Los depósitos e inversiones que realizaran en todo tipo de bancos y fondos se convertirían en créditos a favor de empresas que producen bienes y servicios. Incluso la parte de esas cantidades destinada al consumo estaría creando empleo y dinamizando la economía. En cambio, en manos del Estado, esas cantidades se perderán en una maraña de despilfarro e ineficacia, cuando no de corrupción. En estos momentos de crisis, el consumo y la inversión de estas personas de alto poder adquisitivo es, desde luego, mucho más eficaz que su tributación.
El P-LIB apoya el posible plante de la Liga de Fútbol Profesional ante esta situación. El fútbol es un sector dinámico que contribuye a la economía común y genera empleo y contratos para miles de empresas de servicios. En España este sector está especialmente desarrollado gracias a la capacidad de nuestra liga de atraer estrellas internacionales. Impedirlo ahora con esta medida envidiosa y populista de los grupos de izquierda (que una vez más demuestran no haber aprendido nada de economía) sólo dañará al sector, con la consiguiente reducción y posible pérdida de empleos. Además, a quien realmente va a perjudicar la medida no es tanto al sector futbolístico como a la investigación científica y a las empresas necesitadas de altos directivos especializados procedentes del extranjero.
Al P-LIB no le duele ni le preocupa la riqueza, sino la pobreza. Y ésta no se combate con medidas de redistribución forzosa y gasto público ineficiente, sino creando las condiciones de libertad y seguridad que permitan a todos perseguir sus propios intereses económicos. Al hacerlo, al intentar legítimamente lucrarse, tendrán necesariamente que invertir, trabajar, contratar, inventar, crear, producir, prestar servicios y actuar de otras muchas maneras que beneficiarán a otros y, tangencialmente, al conjunto de la población. Esa solidaridad inherente al sistema capitalista es mucho más eficaz en el combate a la pobreza que cualquier política social intervencionista. El Estado es un Robin Hood miope que ya no le quita «a los ricos» para darle «a los pobres», sino que da palos de ciego sin pensar en las consecuencias.