VERSIÓN EN VÍDEO El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) expresa su más indignada repulsa y su condena total al autoproclamado Estado Islámico de Iraq y el Levante y a su tiránico “califa”, el terrorista iraquí Abu Bakr el-Bagdadi, por haber ordenado la mutilación genital forzosa de todas las niñas y mujeres de entre once y cuarenta y seis años en Mosul. La orden, que podría extenderse al resto del territorio bajo control de esta facción insurgente, parte de una interpretación fanatizada de las tradiciones y de la religión predominante, y declara como objetivo «alejar a las mujeres del libertinaje y de la inmoralidad». Los liberales libertarios afirmamos una vez más la plena e irrenunciable igualdad de derechos y consideración legal de todas las personas, con independencia de su sexo; así como la propiedad irrestricta, única y absoluta del cuerpo por cada ser humano. La mutilación genital priva a las mujeres que la sufren de la mayor parte de su sexualidad, y sirve a los objetivos de ingeniería social y familiar de los fanáticos.
Las cosmovisiones religiosas son personales y privadas, y no pueden motivar los actos de ningún Estado, ni justificar crímenes como el ordenado por el-Bagdadi. Respetamos todas las religiones, pero no admitimos su imposición a quienes no las profesan ni al conjunto de la sociedad, ni podemos admitir prácticas que atentan contra los derechos fundamentales de las personas. Coincidimos con la activista paquistaní Malala Yousafzai, quien ha afirmado en la reciente cumbre de Unicef contra la ablación que “no debemos seguir tradiciones que atenten contra los derechos humanos, puesto que somos las personas quienes hacemos las tradiciones y no al revés”. Ni la inercia cultural ni la religión pueden excusar la impasibilidad ante prácticas tan brutales e inhumanas como la clitoridectomía y las demás amputaciones genitales a las mujeres. Nuestros pensamientos están con todas las víctimas de esta sinrazón.
El P-LIB llama a la comunidad internacional y a todas las personas de bien a ejercer toda la presión posible para impedir la ejecución de esta intolerable atrocidad; para capturar y juzgar a el-Bagdadi y a los demás responsables de estos crímenes; y para ofrecer refugio a las mujeres que logren escapar del territorio que controlan. La Libertad no conoce fronteras.