El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) rechaza las nuevas normas que están aprobando algunos países y que probablemente adoptará la Unión Europea para limitar la retribución de los altos directivos de banca. Los liberales consideramos que la remuneración de cualquier trabajador, sea cual sea su ocupación y su nivel profesional, ha de ser la libremente pactada por él con la empresa. El Estado no es quien para decirle a una empresa cuánto puede pagar a sus empleados. Obviamente, tampoco debería ser quien para darle a esa misma empresa el dinero de todos, en forma de rescates. Todo el debate sobre si los directivos de bancos cobran poco o cobran mucho es una simple cortina de humo.
Economía
No a las sugerencias tributarias de la Comisión
El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) rechaza frontalmente la sugerencia de la Comisión Europea al gobierno español, en el sentido de que «hay margen» para subir aún más impuestos como el IVA o los energéticos, o para retrasar la edad de jubilación. Los españoles ya hemos sufrido una subida de impuestos brutal que, en sólo un año de gobierno del PP, nos ha colocado a la cabeza de Europa en tributación y entre los primeros países del mundo. La carga tributaria que ya soportamos es incompatible con el normal desarrollo de la actividad económica. Mejor haría la Comisión en instar al gobierno español a reducir drásticamente su plantilla.
No al intervencionismo laboral en Madrid
El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) en la Comunidad de Madrid manifiesta su firme condena al Plan de Incentivación de Empleo de la Comunidad de Madrid, que incentivará a las empresas de la región con mil euros por cada contrato indefinido a tiempo parcial que se firme con un desempleado mayor de cuarenta y cinco años, y con quinientos euros anuales por cada nuevo contrato de prácticas para jóvenes. Ahondando en la cultura de la subvención y del amiguismo, tan impregnada en nuestra región por los sucesivos gobiernos del Partido Popular (PP), la administración regional se dispone ahora a crear una clase de parados superior a las demás.
La ILP pretende colectivizar pérdidas privadas
El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) no apoya los objetivos de la iniciativa legislativa popular (ILP) presentada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, y no lo hace por los mismo motivos que le llevan a no apoyar el rescate del sector financiero, ni el rescate de empresas, ni tampoco el rescate a gobiernos quebrados. Esta iniciativa pretende, al igual que muchas otras, que sean otros ciudadanos los que paguen las deudas. Como suele ser habitual en un país donde los políticos tienen tanto poder, es en este caso un grupo de presión, directamente afectado por un grave problema, el que promueve una iniciativa que sólo se beneficia a él a costa de todos los demás ciudadanos.
El P-LIB denuncia la liberticida Ley Cañete
La voracidad fiscal expulsa de España a las empresas
El paro extremo se debe al exceso de Estado
No a la subida del ITP valenciano
No a los topes a la rentabilidad de los depósitos
Los inspectores empotrados no resuelven nada
El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera que la decisión de «empotrar» inspectores en diecisiés entidades bancarias constituye una nueva vuelta de tuerca en la estatalización del sistema bancario. Una empresa no es enteramente privada porque la titularidad de las acciones corresponda a particulares. Si la gestión está severamente controlada por el Estado, si la aristocracia directiva tiene intereses mezclados con los de la clase política, si la regulación es compleja y genera oligopolio, y si el negocio principal se basa en un privilegio que el Estado da y quita, no se puede hablar realmente de bancos privados. Los bancos que padecemos en España y en casi todo el mundo hoy en día son meras sucursales de la banca central estatalizada, y la pluralidad de marcas pretende esconder esta realidad, pero no lo consigue. Los nuevos inspectores residentes, comisarios políticos del Estado en cada banco, no solucionan el problema de fondo, que es el de una banca politizada, privilegiada, mal gestionada y a la postre rescatada con el dinero de todos.