El Partido Libertario (P-LIB) de la Comunidad Valenciana expresa su indignación ante las noticias publicadas en los últimos días en relación a un funcionario que lleva cobrando diez años sin ir a trabajar en la Diputación de Valencia. No sólo es demencial que alguien cobre un sueldo desorbitado por un trabajo que no hace, sino que las informaciones revelan que la práctica era conocida por sus compañeros. Además, el puesto estaba prácticamente vacío de contenido y carecía de utilidad real. Lejos de ser una simple anécdota, este caso no es sino un síntoma de la corrupción generalizada que necesariamente conlleva la hipertrofia del Estado.
Los partidos políticos utilizan las instituciones como oficina de empleo para afines y conocidos. La contratación de familiares y el uso de los organismos estatales para pagar favores son práctica común desde hace mucho tiempo, como muestra este caso. Las plantillas de ayuntamientos, consellerias y diputaciones solo crecen, engrosadas por la entrada de trabajadores a puestos vacíos, mientras todos miran para otro lado, pues la alternancia en el poder permite que unos y otros puedan poner en práctica este sistema. Los sindicatos, además, callan ante estas prácticas y la consecuencia es una administración hipertrofiada y anquilosada, cuyo criterio de contratación y promoción es el enchufe.