La reciente instalación de cámaras en la ciudad de Málaga con la idea de crear una zona de bajas emisiones es una clara violación de nuestra libertad individual. Bajo el pretexto de proteger el medio ambiente, se nos priva de nuestro derecho fundamental a la privacidad y se nos somete a una vigilancia constante e invasiva.
Esta medida no solo limita nuestra libertad de movimiento, sino que también es una medida clasista que discrimina a la gran mayoría de personas, pues crea ciudadanos de primera, de segunda y de tercera.
Los ciudadanos de primera serán aquellos que puedan permitirse un vehículo eléctrico y seguro que, de una forma u otra, los políticos que han creado estas leyes, lo tendrán. Los de segunda serán las personas que no se lo puedan permitir y vean como tienen que seguir pagando impuestos para financiar caprichos políticos que coartan su libertad. Los de tercera serán los que no se puedan permitir este tipo de vehículos y que, además, vean su calidad de vida mermada por haber desplazado esos humos de los que tanto hablan hacia zonas periféricas. Cuanto menos humo en la Zona de Bajas Emisiones, más humo fuera de ellas; por lo tanto, su política medioambiental consiste en que unos pocos respiren mejor para que muchos respiren peor.
Nos lo venden como algo bueno, pero su fin no es otro que recaudar más y, por lo tanto, empobrecernos; ya que colocan esas cámaras con tu dinero, te impiden usar tu vehículo libremente, ese que tanto te ha costado comprar; y pretenden que dependas de las decisiones de una clase política ajena al mundo real para poder moverte por la ciudad.
Entonces, ¿a quién benefician estas cámaras? ¿Quién sale ganando? Nosotros no, eso seguro. Los ciudadanos de a pie solo les somos útiles cada cuatro años y cuando pasamos por caja. Si los políticos realmente se preocuparan por nuestra seguridad y nuestro bienestar, las cámaras estarían en sus despachos, donde la verdadera corrupción y el abuso de poder tienen lugar.
No permitamos que los políticos utilicen la excusa de la seguridad para justificar la vigilancia masiva y la limitación de nuestras libertades. Es hora de decir basta a estos atropellos y recuperar nuestra libertad. Con el Partido Libertario, esta y cualquier otra medida de control aplicada por la nefasta clase política actual será desmontada para que en Málaga disfrutemos de las máximas libertades individuales.